9 de octubre de 2017

Reconquista

Imagen relacionada


« Meciste mi mano para escribir mis temores
de una forma tan suave que pareció una caricia
y ya no tengo miedo más allá de mi misma (...) »

- Elvira Sastre



Mi vida ha sido un camino
de pasos errantes
que no me han llevado a ningún lugar
pero si más lejos;
y tarde, siempre tarde.


He vivido años maldita 
en una torre de ensueño
que nunca dejó de parecerme
demasiado alta.

Y no es que me dieran miedo las alturas,
es que estuve mucho tiempo
creyendo no poder volar,
y al final se me entumecieron las alas.


Intento entender cómo dejé de quererte
sin darme cuenta;
cómo dejé de escucharte,
cómo dejé de creerte
si sabías todo
de lo que yo me proclamaba ignorante.

Niña de cristal,
diamante de las mil caras, 
reflejo de un fantasma 
que me daba pánico,
me merecía más de siete años de mala suerte
por haber tenido la indecencia
de ponerte la mano encima.

Chica incondicional,
que siempre me miraste de vuelta,
que sabía que nunca iba a perderte,
nadie va a pagar
por tu intento de homicidio
aunque yo cumpliré condena de por vida.

Mis huellas estaban por todos lados.


Ahora solo me queda decirte 
que siento no haber podido defenderte
como te merecías;
siento no haber estado a la altura
de ti, de mi y de nuestras circunstancias.


No he venido aquí 
a darte pena,
ni he venido 
a escribirte excusas 
ni a justificarte las puñaladas 
por no gritarme que yo 
- y sólo yo - 
era la más bella del reino. 


Solo quería que supieras
que si perdí tus coordenadas 
fue tratando de abandonar sus recuerdos. 


Que si me alejé de casa
- y de tu reflejo -
fue porque no soportaba ver
las paredes gotear su nombre.


Que nunca he sido la guerrera 
que creías que era.
Que preferí huir 
a mirarte a la cara
y constatar mi fracaso en tus ojos.


Y que si alguna vez me he atrevido 
a hincar las suelas de los zapatos en la arena,


es ahora intentando recuperarte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario