24 de marzo de 2017

Primavera


« Quítate las dudas
que tenemos la vida a favor »
- Diego Ojeda



No soy hada,
bruja, vela,
ni estrella fugaz

- aunque de fugaz

siempre supe

que tenía algo -.



No soy pestaña que niegue
separarse de tu mejilla,
ni diente de león

- no por lo salvaje ni por la primavera

porque de eso

se que lo tengo todo -.


No quiero que me dejes acariciar tu aliento
y que me apagues después
a medias de consumirme.

O que me mires
como si fuese tu último recurso
tras una noche catastrófica.



Si vas a soplar en mi espalda
sólo para verme volar,
te aseguro que tampoco te necesito;

siempre he podido hacerlo sola.



Verás, yo funciono así.
No te voy a solucionar problemas
ni voy a hacerte más feliz
ni voy a complacerte.

Puede que cuando más falta te haga
tampoco me tengas a tu lado
y que te olvide,
y que no te escriba
y que no te sueñe
y que no te toque...

Puede que no haga arte en tu cuello
o que tu lengua no me parezca un buen lugar
donde quedarme a dormir
todos y cada uno de los días de la semana,
a cada hora,
cuando dude entre el silencio,
un té ardiendo con canela,
o el suicidio.


Mi máquina de conceder deseos
se quedó obsoleta hace mucho tiempo,
pero te aseguro que mis ojos

brillan

todavía más

desde entonces.



Así que si sucede,
si aparece otra noche como aquella
en un año como este,
con una chica como yo,
quiero que recuerdes
el sonido de mis latidos
en tu pecho.


Que para liberarte un poco
del peso de los daños
y sostenerte por unos segundos
los miedos


todavía puede que encuentre algo de magia.





13 de marzo de 2017

Guerra fría



« Y tal vez,
ahora sí,
sea el amor
el que de una puta vez
nos crea. 

Sin destruirnos antes. »

- Irene X


Estoy harta de leer corazones arañados que lloran en tinta,
que dibujan letras formando
todo un desierto de emociones.

Estoy cansada de emociones
que surgen por sequía de sentimientos
en esta época en que las tormentas
aparecen prácticamente en cualquier esquina.


Que sí, que no te digo que no tengas
todo el derecho del mundo de quejarte
si es que otra está en su cama
y tiene el honor de tocarle la espalda con los dedos fríos.

Pero eh, ahí estás tú,
con el rimel caro corrido
y las ojeras enmarcando tus ojos,
tocando letras y acariciándolas
como si fuera su pecho
en lugar de haciéndole entender todo
con el tacto de tu lengua.


Y si después decide irse,
que seas tú quien le acompañe hasta la puerta
y cierre con un portazo cuando salga.


No se si me explico.


Que ya no estás y me he cansado
de verte reflejado en cada herida infectada
que estos poetas versan a cada segundo,
desde cualquier rincón del mundo.

Que no, cariño,
no te mereces siquiera
la comparación con cualquier palabra llorada
desde el otro lado del charco.

Y que si te fuiste, tú,
después y a pesar de todo,
¿por qué tendría todavía que aguantar
esa sonrisa narcisista en mi cabeza?


Que aquí, querido,
la guerra la hemos perdido los dos,
pero la libertad

- y léeme bien lo que te voy a escribir-,

la libertad
ahora
tiene los ojos verdes.


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6 de marzo de 2017

Marzo



« Puede que fuéramos demasiado jóvenes, no sé,
o fue culpa de esa sensación absurda de que si encuentras
a la mujer de tu vida con veinte años lo mejor es huir »
- David Trueba





Enero pasó dejando un reguero de saliva por mi cuello.
Calor, rutina, risas a deshora,
risas a destiempo, risas inconexas.

Enero pasó arrojándome a un acantilado de poesía
y gritándome:

« Querida, a veces vivirla no está de más. »


Dejé mi pluma a un lado
y me armé de sonrisas y ganas,
amontonando todo el hierro forjado en el suelo.
Ahí fue cuando entendí
que por mucho que se intente describir
- por ejemplo -
cómo es sacar la mano por la ventana
y tocar las nubes, y acariciarlas,
nunca va a ser igual que hacerlo.
Y sentirlo.


Francia, Bélgica y Holanda inauguraron Febrero
arrastrando con él un año más de experiencia
un año más de vida,
un año más de miedos.

Volvieron a traer el frío que siempre ha caracterizado a mi reino.
Y de golpe llegó el invierno a mis manos.
Y de golpe salí del acantilado escalando nieve.

La saliva que un mes antes corría por mi cuello
dejó de gotear por mi clavícula,
transformándose en un bloque de hielo
que acabó quebrando la voz
que ya había dejado de gustarme.

Y volvió a doler la garganta al tragar
de esa forma en la que duele
por no decir las cosas a tiempo.


El granizo trajo a Marzo por las esquinas,
golpeando los almendros en flor sin cuidado,
así como en una metáfora de mi vida.

Marzo llegó y me susurró
que la poesía no está hecha para todos;
que hay poesía y que hay poetas
y que puede que yo

ni una cosa ni la otra.