18 de enero de 2015

Esconderse detrás de mamá ahora sería una buena opción. Y dejar que ella hablase por mi con esa seguridad que le caracteriza, como sabiendo lo que quiero mucho antes, incluso, de que yo lo sepa. Esconderse, ahora, sería una buena idea. Nos hacen creer que debemos saber siempre a donde ir, que debemos saber qué queremos de la vida o de nosotros mismos para así poder alcanzar nuestros objetivos. Nos hacen creer que si no sabes qué buscas muy difícilmente encontrarás lo que necesitas.

 Yo creo en las casualidades. Creo en las casualidades y en el destino. No se qué quiero, no se a dónde ir, y busco lugares o personas donde esconderme como una completa cobarde. ¿Y qué? Hay momentos en los que necesitas aislarte, momentos en que no quieres que nadie te busque. Como un artista cuando se aísla para crear su obra maestra. Necesito crearme, reinventarme, esculpirme y terminarme. Necesito cambiar para asegurarme que nadie sabe más que yo de mí misma. Para mirarles, a ellos, con ojos de "no me conocéis y nunca conseguiréis hacerlo".

Nunca entendí porqué la gente fumaba hasta que llegué a la conclusión de que cada uno es libre de matarse como quiera. Y supongo que es algo así con todo.