10 de marzo de 2013

Cobarde.

Lo nuestro sería una buena historia ¿sabes? De esas que empiezan mal diferente, de las que se saltan el típico "Había una vez" y comienzan directamente con un "De repente". En momentos así me doy cuenta de mis errores y es que soy de las que dan demasiada importancia a las pequeñas cosas. No te conozco. No me conoces. A penas hemos intercambiado unas palabras y aquí estoy escribiendo(te). Lo necesitaba. Hace tiempo que las palabras no fluyen en el papel como lo solían hacer. Hace tiempo que perdí la inspiración pero tú la has traído contigo. No tiene sentido hacer esto. No tiene sentido escribirte y me siento como una tonta y una idiota esclava de sus sueños. Nada tiene sentido desde que se fue o desde que yo decidí poner tierra de por medio. La culpa vuelve a ser mía, de nuevo, como siempre... Si no iba a tenerle y preferí olvidarle y lo conseguí, pero no contaba con el hecho de que dejaría un hueco en el corazón. Se llevó la inspiración consigo y cualquier persona nueva que aparece es como un falso espejismo que me hace creer que me traerá esas letras y esas historias que merecen ser contadas en algún lugar, pero son solo eso... espejismos. Y me engaño a mi misma y siento inútil. Y probablemente lo sea junto con lo de cobarde, que en vez de luchar por él le dejé camino libre a cualquier otra.